sábado, 11 de diciembre de 2010

Cosas del Perú - cuatro

Cuando llegué a Piura los otros voluntarios me dijeron que me preparara para hacer cada día algo distinto, que aquí siempre suceden cosas que hacen que cada día sea diferente. Gaby es la directora de CANAT, de momento me ha asignado a dos chichos, Nicolás y José son gemelos y no están escolarizados, mi trabajo consiste en enseñarles a leer. Pero si hay algo en lo que no están interesados es en eso. Ya llevan 3 meses en manos de tres voluntarias y poco a poco van aprendiendo algunas palabras.

Los gemelos viven con su madre y como en tantas familias aquí, el padre ha desaparecido. Al no tener ningún referente masculino han pensado que será bueno que trabajen conmigo, ya veremos. De momento apenas consigo que se sienten 10 minutos. Su falta de concentración es total, parecen dos niños hiperactivos y en los dos días que he estado con ellos no pasa media hora sin que se peleen entre ellos o con cualquiera que pase por su lado.

Por ahora voy ganándomelos poco a poco contándoles alguna historia y como no, tocándolos. Es increíble lo que puede lograr un abrazo con estos chicos. Y esa es una forma no escrita de como funciona CANAT, los niños y niñas que llevan varios años dentro del programa continuamente están abrazándonos y dejándose mimar. Esto es una gran familia en la que todos se apoyan mutuamente.

Por las mañanas de 8h a 14h gemelos y por las tardes de 16h a 18h ludotecas, si Gaby no manda otra cosa este es mi trabajo.

Mainor es un chico que vive en el asentamiento de Castilla, entro en programa de Manitos y cuando termino entro en el grupo de "Proyección Juvenil" y aquí les llaman PJ. Los PJ son chicas y chicos que después de terminar el programa de MANITOS quieren seguir en contacto y han formado un grupo de voluntarios nacionales dentro de CANAT. Todos los PJ han pasado por los programas de CANAT.

Si la ludoteca de Los Angelitos es gracias a que Sixta ha cedido media casa, la de Castilla es porque la familia de Mainor ha hecho lo mismo. Su padre, Pascual, trabaja haciendo adobe y construyendo casas y todos los miércoles un grupo de voluntarios va a ayudarle. 

Kilian, Jakob, Anne, Cuco y yo fuimos hace unos días. Primero tenemos que llegar al asentamiento de Castilla y para ello cogemos un combi, las mini furgonetas en las que siempre cabe uno más por llenas que estén. Ese día Pascual estaba reconstruyendo la casa de adobe de una chica de unos treinta años, creo que se llama Manuela. 

Hemos estado unas horas trasportando ladrillos de adobe que deben pesar unos 10 kilos cada uno. Hay que acercarlos a la obra mientras Pascual y su hija van levantando la pared de la casa. A este día lo llamare polvo y calor, mucho calor y aun no ha llegado el verano, que aquí empieza el 21 de diciembre.

La verdad es que ese día lo pasamos bien, digamos que le pusimos humor al tema y así el trabajo se hace mas llevadero, y si estuviese en las playas de Mancora, al norte del Perú, ahora os contaría cosas de surfistas, de largas playas de fina arena y de chiringuitos llenos de jóvenes riendo. Pero resulta que me he venido a Piura y a veces dudo de si queréis oír mas cosas de las que estoy viendo. Pero bueno, me he venido a Piura y esto es lo que hay, no paso ayer ni mañana, esta ocurriendo ahora...

Manuela ha tenido tres hijos dos chicos y una chica, como es normal el padre desapareció, faltaría mas. Su hijo mayor se metió en las pandillas callejeras y aunque CANAT intento sacarlo de la calle no lo consiguió. Manuela no tiene trabajo y con tres hijos que alimentar tubo la fatal idea de traficar con una cantidad irrisoria de drogas. Mirar a Manuela y ver a un traficante es estar ciego pero Manuela fue a la cárcel.

Estando encerrada, seguramente por un ajuste de cuentas, mataron a su hijo mayor y aunque la ley lo tiene como un derecho de los presos no le dejaron salir para asistir al entierro. Desde CANAT organizaron todo para llevarle el cadáver de su hijo para despedirlo.
Cuando Manuela salió de la cárcel además de haber perdido a su hijo, encontró a su hija embarazada de su actual compañero que se había quedado en casa para cuidarla a ella y al su hermano pequeño.

Y yo cargando bloques de adobe la veo lavar ropa en un balde a pleno sol. Nuestras miradas se cruzan y me pregunto que pensara de este "Gringo" loco que se viene al infierno por su propia voluntad. Me pregunto porque no se ha muerto de pena aun, y entonces pasa algo maravilloso, me sonríe.

Creo ver curiosidad en sus ojos, gratitud, esperanza, vida. Y otra vez, sin palabras, unos ojos del Perú me dan una lección que no olvidare jamás. Mis sentimientos de culpabilidad europea se desvanecen por un momento. Me digo "aquí estas, tus intenciones son buenas, haz lo que sabes", le devuelvo la sonrisa y creo que me entiende. Los dos sabemos que estamos en polos opuestos, pero entendemos que hay gente dispuesta a que esos polos se acerquen.

Un abrazo 




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