Termina la jornada y son tantas cosas las que quiero contaros. Me gustaría hablaros de mi visita a las casas de de las familias en los asentamientos, de la cárcel, del albergue para niñas y niños portadores, de mi viaje a Huamcabamba para llevar juguetes a las escuelas, de muchas ideas que están por desarrollar aquí.
Hoy no quiero hablar de Piura, no quiero hablar de historias oídas al vuelo. Otro día os contare todo esto.
Hoy me apetece hablar con mis amigos y para ellos va esto.
Hace unos meses, una amiga, Vanessa, vino a Piura a conocer a CANAT y sus programas. Al regresar a España intento trasmitirnos lo que es esto y yo consciente de que pronto vendría, intente hacerme una idea de lo que me esperaba.
Querida Vanessa, ¿Que te voy a contar? es tan difícil explicar los sentimientos. Imagino tu desesperación al ver que no entendía nada de lo que decías. Supongo que a mi me sucederá algo parecido cuando regrese.
El duro Capitán, el que venció a mil tormentas, el laureado, el querido, el admirado… Después de 23 días fuera de su barco no consigue acostarse sin una extraña sensación. Y os aseguro que no voy a poder explicarla. No es buena ni es mala es simplemente intensa, estar vivo, despierto, y agradecer con cada latido el estarlo. Cada día es una lección, un duelo, una esperanza.
Creo que todos los extranjeros partiremos de aquí pensando que se puede hacer algo mas. Haremos comparaciones con nuestra cotidiana vida, con nuestras relaciones, con nuestro sistema de vida. Comparaciones que seguramente no alcancemos a valorar. Cada voluntario vive su partida como una pequeña tragedia. Son muchos los que desean volver y son muy pocos los que lo harán. ¿Cómo poder ayudar desde casa? ¿Qué he de cambiar en mi vida para que esto no suceda? Espero que cada uno encuentre el camino.
Si queréis llorar venir a Piura, si queréis sonrisas, abrazos y besos venir a Piura. “Si existen los ángeles están en Piura”, porque eso es la gente de CANAT.
Gracias a todos los que de alguna manera os ha supuesto un esfuerzo que pueda disfrutar del privilegio de vivir esto.
Yo no me planteo si volveré, hay gente en todos los lugares del mundo, pero ya tengo la certeza de que una parte de mi corazón se va a quedar aquí.
Un abrazo,
Otro día os cuento más
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