martes, 8 de marzo de 2011

Cosas del Perú 27

La playa del cenizo está al norte de la caleta de la Tortuga y para llegar a ella hay que atravesar una pequeña cueva solo practicable en marea baja. Allí va la gente del pueblo a coger "muimui", un pequeño marisco que usan de carnada en sus anzuelos, pero solo van de día.

La playa cuyo final suele estar oculto por la bruma y la espuma que arrastra el viento se mantiene igual que la debió de encontrar Pizarro hace muchos años y si no tenemos en cuenta alguna botella varada por el mar, parece que el ser humano nunca haya estado allí, que nadie viva por los alrededores. Pero esta primera impresión es falsa, en ella habita el Encanto.

Una bella mujer de largos cabellos se ahogó en sus orilla y cada noche recorre la arena en busca de algún pobre pescador. Nadie sabe que hace con ellos pero si la encuentras y la miras a los ojos no volverás al poblado.

Y claro, un pueblo rodeado de encantos se llena de desencantadores.

En la Tortuga hay 6 parroquias cada cual más curiosa con nombres del tipo, "El Nazareno", "Iglesia de Dios", "Camino de Santidad", "Alfa y Omega".

Cuentan de algún Pastor que es muy bueno, de otros dicen que si está liado con alguna niña del coro, de otro dicen que ha estado en la cárcel. Pero todos, absolutamente todos bendicen al "dador alegre" y no tienen ningún reparo en aceptar la "Primicia".

Día si y día también, al volver de la mar, cada pescador le lleva a su Pastor el mejor pescado, eso es la primicia. Hay algún Pastor del que se cuenta tiene una pescadería en Piura. Los que pescan en bote y cobran en dinero llegan a entregarles hasta la mitad de su sueldo, eso también es la primicia.

Yo he hablado con los 6 pastores y ninguno me parece Ángel o Demonio, o iluminado, por no parecerme ni siquiera me parecen gente interesante ni culta.

Que difícil es entender la Tortuga, llegas aquí con tu maleta llena de conceptos europeos, de formas de entender la vida, de buenas intenciones que de golpe se diluyen en una realidad que nada tiene que ver con lo que te habías imaginado.

Es fácil llegar, ver y juzgar, pero seguramente me equivocaría al hacerlo.

Cada día que paso aquí intento comprender un poco más y por si acaso ya he dormido dos veces bajo las estrellas en la playa del cenizo.

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