Los niños pronto se hacen hombres en la Tortuga y esos hombres jamás dejan de ser niños.
Es difícil encontrar aquí a un niño de 10 ò 12 años que se comporte como tal. Lo normal es que a partir de los 7 ò 8 años imiten muchos comportamientos adultos. Pescan, protegen a sus hermanos, dejan de jugar, de expresar sus sentimientos, de dar y recibir cariño, de llorar.
No los oirás quejarse en público ni maldecir su suerte. No los veras inclinarse ante la vida ni achicarse ante la mar. Como machos dominantes protegen a su clan como la vida les ha enseñado. Quizá no siempre de la forma más acertada.
Sentado en una balsilla veo correr os cangrejos por la arena sin percatarme que un hombre se ha sentado a mi lado.
- ¿Usted de donde es?
- De España.
- Ya.
Sé que no tiene ni idea de donde para esa España de la que le hablo. Como todas las conversaciones que entablo con desconocidos, al principio versan sobre mi manera de llegar a la Tortuga. Suelen preguntarme si he llegado en barco o en carro, que a cuantos días está España, que si tengo o no mujer, hijos, trabajo. Y como siempre, bastan unos minutos, un poco de intimidad y quizá la presencia de un extraño para que les salga el niño que nunca debieron dejar de se y cambia totalmente el tema de conversación.
- ¿Tú crees que encontraré mujer?
-¿Como?
-¿Que si crees que encontrare mujer? Ya tengo 42 años y como siempre me he dedicado a pescar aun no me he casado.
Antonio me cuenta que tiene una novia de 36 años pero que no sabe si es buena porque la primera vez que lo hicieron no sangró. Que ha oído que hay unas pastillas que toman los Gringos cuando son mayores para poder tener hijos. Me hace tantas inocentes que me parece estar hablando con mi hijo cuando tenía 10 años.
Le cuento que en España la gente se casa a partir de los 30, que no todas las mujeres sangran la primera vez y menos si tiene 36 años, que las pastillas se llaman Viagra y que a él no le hacen falta. Le contesto de la manera más tranquilizadora que puedo a todas sus preguntas.
Ya no me sorprenden este tipo de charlas, no ha sido la única.
Recuerdo a Lin, tiene 20 años, está enamorado de Rosa pero el padre de ella no quiere que se vean. Lin es pescador de altura y pasa 4 ò 5 días en el pueblo antes de volver a Paita para embarcar dos semanas. Cuando vuelve de la mar, si ha tenido suerte traerá de 500 a 1.000 soles, toda una fortuna. La mitad es para el Pastor de su parroquia, otro cuarto para su madre y el resto se lo beberá en esos pocos días que tiene de descanso.
- Jota Jota ¿Tú crees que podré olvidarla?
- ¿Que puedo hacer para dejar de "tomar"?
Me es muy fácil encontrar semejanzas con los indios norteamericanos o los indígenas del Amazonas, que deambulan borrachos por las ciudades, arroyados por una sociedad cambiante que no pueden entender.
Siempre que me he encontrado con Lin a solas procura llevarme a un lugar apartado y conversamos horas. Siempre que lo encuentro con sus amigos me quiere invita a beber.
Los barcos de altura que tienen atracados en Paita, o fondeados fuera de las rompientes frente a la Tortuga, son tripulados por familias que al volver se reúnen en casas particulares sentándose cada tripulación en una mesa. La rampa está en que quieren demostrar que son los que más han pescado y para eso tienen que ser los que más dinero traigan, o lo que es lo mismo, los que más cajas de cerveza apilen al lado de su mesa.
La Gente del pueblo los llama los "mareaditos", se apartan de ellos cuando los ven pasar y los niños se esconden en sus casas. Ya han protagonizado más de una pelea y ocasionado bastantes destrozos. Aunque nunca he tenido serios problemas con ellos procuro esquivarles si me los encuentro de noche.
No sé si Lin olvidará a Rosa ni lo que tiene que hacer para dejar de "tomar" pero hablamos, y mientras lo hacemos compartimos las penas y alegrías y mientras lo hacemos consigue por un momento las dos cosas.
Los cangrejos ya se meen en sus agujeros mientras el mundo implacable gira ocultando el sol.
- Vamos Jota que es la hora del Encanto.
El "Encanto" es una mujer bellísima que aparece por las noches en la playa del cenizo y se lleva a los pescadores. Casi todos en el pueblo la hemos visto de lejos.
Subo con Antonio la cuesta y me llega un familiar olor a humanidad.
-Me quedo aquí Jota.
Continuo solo mientras Antonio saca un trozo de papel higiénico del bolsillo y se aparta unos metros del camino a hacer "pajuela" bajo las estrellas.
Es difícil encontrar aquí a un niño de 10 ò 12 años que se comporte como tal. Lo normal es que a partir de los 7 ò 8 años imiten muchos comportamientos adultos. Pescan, protegen a sus hermanos, dejan de jugar, de expresar sus sentimientos, de dar y recibir cariño, de llorar.
No los oirás quejarse en público ni maldecir su suerte. No los veras inclinarse ante la vida ni achicarse ante la mar. Como machos dominantes protegen a su clan como la vida les ha enseñado. Quizá no siempre de la forma más acertada.
Sentado en una balsilla veo correr os cangrejos por la arena sin percatarme que un hombre se ha sentado a mi lado.
- ¿Usted de donde es?
- De España.
- Ya.
Sé que no tiene ni idea de donde para esa España de la que le hablo. Como todas las conversaciones que entablo con desconocidos, al principio versan sobre mi manera de llegar a la Tortuga. Suelen preguntarme si he llegado en barco o en carro, que a cuantos días está España, que si tengo o no mujer, hijos, trabajo. Y como siempre, bastan unos minutos, un poco de intimidad y quizá la presencia de un extraño para que les salga el niño que nunca debieron dejar de se y cambia totalmente el tema de conversación.
- ¿Tú crees que encontraré mujer?
-¿Como?
-¿Que si crees que encontrare mujer? Ya tengo 42 años y como siempre me he dedicado a pescar aun no me he casado.
Antonio me cuenta que tiene una novia de 36 años pero que no sabe si es buena porque la primera vez que lo hicieron no sangró. Que ha oído que hay unas pastillas que toman los Gringos cuando son mayores para poder tener hijos. Me hace tantas inocentes que me parece estar hablando con mi hijo cuando tenía 10 años.
Le cuento que en España la gente se casa a partir de los 30, que no todas las mujeres sangran la primera vez y menos si tiene 36 años, que las pastillas se llaman Viagra y que a él no le hacen falta. Le contesto de la manera más tranquilizadora que puedo a todas sus preguntas.
Ya no me sorprenden este tipo de charlas, no ha sido la única.
Recuerdo a Lin, tiene 20 años, está enamorado de Rosa pero el padre de ella no quiere que se vean. Lin es pescador de altura y pasa 4 ò 5 días en el pueblo antes de volver a Paita para embarcar dos semanas. Cuando vuelve de la mar, si ha tenido suerte traerá de 500 a 1.000 soles, toda una fortuna. La mitad es para el Pastor de su parroquia, otro cuarto para su madre y el resto se lo beberá en esos pocos días que tiene de descanso.
- Jota Jota ¿Tú crees que podré olvidarla?
- ¿Que puedo hacer para dejar de "tomar"?
Me es muy fácil encontrar semejanzas con los indios norteamericanos o los indígenas del Amazonas, que deambulan borrachos por las ciudades, arroyados por una sociedad cambiante que no pueden entender.
Siempre que me he encontrado con Lin a solas procura llevarme a un lugar apartado y conversamos horas. Siempre que lo encuentro con sus amigos me quiere invita a beber.
Los barcos de altura que tienen atracados en Paita, o fondeados fuera de las rompientes frente a la Tortuga, son tripulados por familias que al volver se reúnen en casas particulares sentándose cada tripulación en una mesa. La rampa está en que quieren demostrar que son los que más han pescado y para eso tienen que ser los que más dinero traigan, o lo que es lo mismo, los que más cajas de cerveza apilen al lado de su mesa.
La Gente del pueblo los llama los "mareaditos", se apartan de ellos cuando los ven pasar y los niños se esconden en sus casas. Ya han protagonizado más de una pelea y ocasionado bastantes destrozos. Aunque nunca he tenido serios problemas con ellos procuro esquivarles si me los encuentro de noche.
No sé si Lin olvidará a Rosa ni lo que tiene que hacer para dejar de "tomar" pero hablamos, y mientras lo hacemos compartimos las penas y alegrías y mientras lo hacemos consigue por un momento las dos cosas.
Los cangrejos ya se meen en sus agujeros mientras el mundo implacable gira ocultando el sol.
- Vamos Jota que es la hora del Encanto.
El "Encanto" es una mujer bellísima que aparece por las noches en la playa del cenizo y se lleva a los pescadores. Casi todos en el pueblo la hemos visto de lejos.
Subo con Antonio la cuesta y me llega un familiar olor a humanidad.
-Me quedo aquí Jota.
Continuo solo mientras Antonio saca un trozo de papel higiénico del bolsillo y se aparta unos metros del camino a hacer "pajuela" bajo las estrellas.
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